En primer lugar, el cuerpo no hace una diferencia entre productos naturales y productos químicos. Esta categorización no está fundamentada en la ciencia. Es inexacta y descansa en la ignorancia. Las sustancias que elaboran las plantas ¡son también productos químicos! Incluso el agua es un producto químico, con la fórmula H2O.
En segundo lugar, algunas plantas pueden elaborar sustancias venenosas (¡100% naturales!) capaces de enfermar o matar a quien las ingiera.
En tercer lugar, los extractos de plantas contienen una gran cantidad de compuestos químicos algunos de los cuales no están totalmente identificados. Debido a ello, representa un problema ético que se comercialicen. Las empresas que los producen y distribuyen no puede asegurar exactamente cuántos compuestos contiene la compleja mezcla que representa un extracto.