26 de septiembre de 2024

TDAH: ¿es necesario el medicamento?


Esta es una pregunta que muchos padres hacen a los especialistas cuando un hijo ha recibido el diagnóstico de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Sin embargo, es una pregunta mal planteada, y debido a ello, tiene el riesgo de ser mal respondida. El estilo de pregunta induce a una respuesta dicotómica, es decir, a un «sí» o a un «no». Pero el asunto es más complejo que esto.

Entonces… ¿es necesario el medicamento? Esta pregunta no generará nunca una buena respuesta. No es una buena pregunta. Las malas preguntas generan malas respuestas, y las buenas preguntas generan buenas respuestas. La pregunta sobre la medicación debería formularse en términos de qué tan necesario es el medicamento.

Los medicamentos utilizados para tratar el TDAH son «necesarios» dentro de un continuo de necesidades que van de un extremo (necesidades vitales) a otro (necesidades de autorrealización). Por ejemplo, no es lo mismo qué tan necesaria es una aspirina para una persona que padece un dolor de cabeza leve, que la necesidad que tiene un diabético de administrarse insulina (pues en ello se le puede ir la vida). De forma similar, no es lo mismo la necesidad de tratamiento que tiene un niño con TDAH leve, que sin embargo, ha adquirido buenos hábitos de estudio, es inteligente y recibe el apoyo de sus padres y maestros; en contraste con la necesidad que tiene de la medicación un niño con TDAH grave, que asiste a una escuela caótica, posee una escasa inteligencia, tiene pobres hábitos de estudio y convive con una familia disfuncional.

Gracias a las descripciones de Abraham Maslow, en su obra Una teoría sobre la motivación humana, nos queda más claro que las necesidades de los seres humanos obedecen a una jerarquía, y tienen por tanto grados de importancia. Existen necesidades básicas que se encuentran en la base de una pirámide metafórica y pertenecen al orden de lo fisiológico (por ejemplo, comer, respirar, etc.), luego se encuentran las necesidades de seguridad y protección. Posteriormente le siguen otras necesidades menos importantes para preservar o mantener la vida, pero relevantes por su importancia en mantener cierto grado de bienestar físico y mental. Las necesidades que se encuentran en la punta de la pirámide son las que Maslow llamó «de autorrealización». Las necesidades de autorrealización tienen que ver con el desarrollo de todas las potencialidades de cada individuo. Es decir, comprende las necesidades de alcanzar el éxito, y con ello, aportar un beneficio o un valor a la comunidad.


En el caso de un niño con TDAH, cuyo grado de inquietud e impulsividad le ha llevado a sufrir accidentes (por ejemplo, caer de una azotea, o ser atropellado al atravesar la calle sin precaución), la necesidad de la medicación podrá localizarse cerca de la base de la pirámide, más precisamente en las necesidades de seguridad y protección. No es raro que los niños que padecen un TDAH grave generen un desgaste en sus cuidadores quienes no pueden quitarles la mirada de encima un solo segundo. En cambio, un grado de necesidad distinto es el que corresponde a un estudiante de preparatoria que padece TDAH leve y desea recibir tratamiento para obtener un desempeño académico sobresaliente. En este caso, la necesidad del tratamiento farmacológico se localizará en la punta de la pirámide, pues tiene que ver con las necesidades de autorrealización.

Cabe señalar que muchas veces el medicamento no es necesario en los términos del propio niño o adolescente, pues algunos parecen no «sufrir» el problema, sino más bien, son los padres y los maestros a quienes les resulta «necesario» que el niño se medique.

A lo largo de casi toda la pirámide de Maslow podemos situar el tratamiento farmacológico para el TDAH. En algunos casos podrá estar cerca de la base y en otros cerca de la punta. El nivel en el que ubiquemos la necesidad de tratamiento dependerá de las características del paciente y de su contexto inmediato.

Si bien casi todos solemos plantearnos mal la pregunta en torno a la medicación, el planteamiento correcto no nos garantiza tampoco una fácil respuesta. Desde esta perspectiva, la decisión de medicar depende de una reflexión cuidadosa sobre la calidad de vida del paciente y sobre una estimación del balance entre sus déficits y fortalezas.

Los padres tendrán siempre la última palabra.


¿Es algo inesperado el TDAH?


La inmensa mayoría de los padres de niños con TDAH no esperaban tener hijos con esta condición. Para prácticamente todos ellos fue una sorpresa que un hijo recibiera este diagnóstico. Para muchos de estos padres también fue algo inesperado enterarse que ¡ellos también padecían TDAH! y que esto explicaba en gran medida sus pautas de comportamiento problemáticas y algunas dificultades para funcionar en diferentes ámbitos.

Conforme mejora nuestra comprensión acerca del TDAH descubrimos que nada de esto debería de ser algo sorpresivo sino más bien esperable y predecible. En primer lugar, el TDAH suele dar manifestaciones desde los primeros años de la vida, de modo que, en teoría, debería de ser altamente improbable que alguien llegara a la vida adulta sin siquiera sospechar que lo padece. En segundo lugar, sabemos que el TDAH es una condición con una alta heredabilidad. Desde esta perspectiva no debería ser algo sorpresivo que los adultos con TDAH tuvieran hijos con TDAH.

Con frecuencia los eventos sorpresivos e inesperados en nuestra vida no lo son tanto si aprendemos a ver de dónde se originan y si logramos identificar cómo se van gestando a lo largo del tiempo.

21 de septiembre de 2024

Clasismo y uso de transporte público


Cuando yo estudiaba la maestría en psicoterapia sistémica 🎓 una maestra nos recomendaba que de vez en cuando nos subiéramos a un camión🚌 para darnos un «baño de pueblo»👥. Con este comentario nos quedaba claro que ella no se consideraba parte del «pueblo». Además, supongo que ignoraba que yo siempre llegaba en camión a la institución🫢.

Unos años después, cuando comencé a impartir clases en ese lugar, seguí utilizando este mismo medio de transporte🚌🤷🏻‍♂️.

Más o menos por ese tiempo, una colega psiquiatra, me dijo que si mis pacientes me llegaban a ver subiéndome a un camión 🚌, dejarían de acudir a mi consulta🤦🏻‍♂️.
Es en estos comentarios -¡que hasta parecen buenos consejos!-🤔donde podemos ver el clasismo de algunas personas.

19 de septiembre de 2024

19 de septiembre (México)


𝟏𝟗 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐩𝐭𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐞. Hace 39 años la Ciudad de México literalmente se derrumbó ante los ojos del país y del resto del mundo. El servicio de teléfono – al igual que el gobierno- se paralizaron, y quienes teníamos familiares en el Distrito Federal (como se le llamaba en ese entonces) no sabíamos si nuestros seres queridos estaban bien. No sabíamos si estaban con vida. Todos le pedimos a Dios por nuestros amigos, conocidos y familiares que vivían en esa gran ciudad. Televisa permaneció cinco horas fuera del aire. Los canales 7 y 13 de lo que ahora es TV Azteca (en ese entonces, Imevisión) recibieron sin parar llamadas de capitalinos para transmitir al aire el mensaje a sus familiares de que estaban con vida. Esperábamos escuchar el mensaje de nuestros seres queridos…

Hace 39 años... el 19 de septiembre de 1985, tres días después de celebrar un aniversario más de nuestra Independencia, México se independizó nuevamente de su mal gobierno. El presidente Miguel de la Madrid y su gabinete se enclaustraron; y el pueblo – la ahora llamada 𝘴𝘰𝘤𝘪𝘦𝘥𝘢𝘥 𝘤𝘪𝘷𝘪𝘭- salió a las calles con lo que tenía a la mano para remover escombros y rescatar a las víctimas. Reproduzco las palabras de la crónica que Carlos Monsiváis publicó en esos días: «El 19, y en respuesta ante las víctimas, la Ciudad de México conoció una toma de poderes, de las más nobles de su historia, que trascendió con mucho los límites de la mera solidaridad, la conversión de un pueblo en gobierno y del desorden oficial en orden civil».

Cada año cumplido tras este lamentable acontecimiento, además de recordar a las personas que fallecieron en este sismo, los mexicanos también cobramos conciencia acerca del 𝗽𝗼𝗱𝗲𝗿 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗴𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘁𝗿𝗮𝗻𝘀𝗳𝗼𝗿𝗺𝗮𝗿 a una nación.

Los niños con TDAH suelen sufrir más...


Los niños con TDAH suelen sufrir más que los niños que no tienen TDAH. Muchos niños con TDAH en realidad SIENTEN MÁS todo lo que les sucede. También, al margen de cuánto sufran, los niños con TDAH suelen expresar de una manera MÁS INTENSA sus estados emocionales (impulsividad y disregulación emocional) y son poco flexibles para optar por alternativas o adaptarse a un plan B (inflexibilidad cognitiva).

Si además de todo esto, el niño con TDAH tiene problemas en el desarrollo del lenguaje, esto afecta su capacidad para expresar su malestar o plantearse soluciones. De modo que todo niño que hace berrinches fuertes, que llora mucho, que no se puede controlar, o que tiene problemas para comunicarse amerita una evaluación psiquiátrica para determinar si tiene TDAH.

Un buen tratamiento puede hacer una gran diferencia.

Manifestaciones tempranas de trastornos del neurodesarrollo

 


Muchos niños con trastornos del neurodesarrollo (como TDAH o autismo) expresan manifestaciones incluso antes de cumplir el primer año de vida.

Muchos de estos niños duermen mal, algunos son muy selectivos para comer, otros suelen ser muy sensibles a algunos estímulos, y otros desde muy pequeños expresan un temperamento difícil.

A algunos de estos pequeños se les llega a considerar, antes del diagnóstico, como "niños de alta demanda" pues requieren una mayor supervisión y apoyo de sus cuidadores. Todas estas características deben ser señales de alarma para que los padres busquen orientación y ayuda especializada.