Guadalajara es la segunda metrópoli más grande de México. A pesar de su desarrollo e influencia en el ámbito económico, político y cultural, el crecimiento de la oferta académica para médicos que desean especializarse en psiquiatría infantil es nulo. Cabe señalar que la Universidad de Guadalajara (UdG) es considerada, después de la UNAM, el complejo universitario más grande y reconocido del país. Entre los egresados notables de la Universidad de Guadalajara, por citar algunos ejemplos, podemos encontrar al artista Alejandro Colunga y el guionista Guillermo del Toro.
A pesar de esto, no existe ni ha existido un curso de especialización en psiquiatría infantil y de la adolescencia. Otras universidades bastante reconocidas, con presencia en la Zona Metropolitana de Guadalajara (por ejemplo, la Universidad Autónoma de Guadalajara y el Tecnológico de Monterrey) las cuales cuentan con facultades de medicina y ofrecen cursos de especialización para los egresados de la licenciatura, no cuentan con un programa de especialización en psiquiatría infantil. ¿Cuál es la razón de ello?
Sin duda, resultaría preocupante que el estigma que todavía pesa en muchos lugares en torno a la práctica de la psiquiatría infantil, sea una influencia negativa para el desarrollo de esta especialidad en una ciudad tan conservadora como Guadalajara. El mismo sector médico tapatío suele mostrarse muy cerrado a todos los temas que están relacionados con el cuidado de la salud mental infantil (incluyendo las asociaciones pediátricas). Basta con echar una breve mirada a los cursos de actualización, diplomados y actividades de educación médica continua en Guadalajara donde los temas de psiquiatría infantil brillan por su ausencia.
Mientras las universidades en Guadalajara no ofrezcan a los médicos de nuestra ciudad cursos de especialización en psiquiatría infantil, mientras los hospitales públicos de Guadalajara no tengan la infraestructura necesaria para fungir como sedes de esta especialidad, mientras el Instituto Jalisciense de Salud Mental (SALME) no establezca como prioritario el cuidado de la salud mental de los niños, mientras las instituciones de salud (IMSS, ISSSTE, DIF) no contraten psiquiatras infantiles para ofrecer servicios de este ramo a la población, y mientras las decisiones para organizar servicios de psiquiatría infantil sean tomadas por personas ajenas esta especialidad; el impacto de la psiquiatría infantil en nuestra ciudad seguirá estando sobrepasada de forma aplastante por las demandas de la población.